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Historia de las Fiestas Patronales en San Fernando de Henares

¿Sabes la historia de los más de 150 años de las Fiestas de San Fernando de Henares? El Ayuntamiento, basándose en la documentación de la archivera municipal, Susana Torreguitart, ha relatado cómo ha sido la historia hasta los últimos días.

El corazón de la fiesta siempre fue Plaza de España, donde acudían todos los vecinos, tanto residentes, como familiares, amigos y otras gentes de pueblos cercanos que venían aquí a divertirse.

Desde el inicio, el Ayuntamiento fue un elemento organizador e impulsor de esta gran cita. Tenía bajo su responsabilidad elegir y contratar, con la conformidad del párroco, a un predicador afamado para realzar, con su elocuencia, la misa en honor del Santo Patrón.

El párroco cedía encantado su púlpito en ese día tan señalado. El pleno municipal contrataba a una banda de música y, en alguna ocasión, también se contó con un piano de manubrio.

Los músicos tocaban en las funciones religiosas, en los bailes, en la calle y en los festejos taurinos.

Durante el primer decenio del siglo XX, se trajo varios años consecutivos a una banda de Vicálvaro, que era del gusto de los vecinos, siendo habitual pedir a algún residente, que tuviera una gran casa, la cesión de un espacio para realizar un baile de salón.

El Ayuntamiento estaba obligado a alojar a la gente que venía a trabajar para las fiestas. Nuevamente, eran los generosos vecinos quienes abrían sus hogares para darles cobijo, rompiendo, un poco, con su rutina, gracias a los relatos de los forasteros.

Festejos taurinos

Otro tipo de festejos eran las novilladas. El Ayuntamiento facilitaba los tablones de madera para hacer el cerco y las gradas de la plaza de toros, que se instalaba en la plaza de España o en el terreno existente detrás de las ruinas de la fachada principal de la Fábrica de Paños.

Estos eventos, especialmente costosos, eran pagados, en su mayor parte, a través de las aportaciones voluntarias de personas con más recursos económicos. En un acta del pleno de 04 de noviembre de 1944 se afirma que: “con motivo de las Fiestas Locales se está preparando una novillada mediante colecta y subvenciones de industriales y comerciantes, y acuerdan destinar la cantidad de 1.000 pesetas”.

A partir de 1950, como aumentó la actividad, se crearon dos comisiones independientes: una, destinada a los festejos taurinos, que estaba compuesta por vecinos que, también, tenían la engorrosa tarea de recaudar fondos para sufragar los gastos de dicha fiesta y, otra, integrada por el Ayuntamiento, a cuyo cargo estaba el resto de celebraciones.

Hoja de las Fiestas de 1955

En el Archivo de la Ciudad se conserva una tira de papel donde se anuncian los festejos del año 1955. Su lectura permite viajar en el tiempo. Se iniciaba la noche del domingo, 29 de mayo, con una solemne ‘Salve’ llevada a cabo por una banda de música de Madrid. Luego había pólvora y baile.

Los vecinos despertaban la mañana del día de San Fernando, a las 08:00 horas, con una ‘diana floreada’. A las 09:00 horas, tocaba carrera ciclista, solo para corredores del pueblo y, a las 11:30 horas, y vestidos con las mejores galas, se acudía a misa, para seguir en la procesión.

Terminaba la mañana con baile y comida popular en la plaza de España. Ya por la tarde, a las 18 horas, se disputaba un partido de fútbol entre el San Fernando FC y otro equipo de primera regional. Para los ganadores había una copa de plata, cortesía del Consistorio.

Un pueblo convertido en ciudad

Con el paso del tiempo, el pueblo evolucionó a ciudad y, las Fiestas Patronales, crecieron a su compás. Por las carpas y escenarios montados, cada año, han pasado numerosos artistas siguiendo las modas del momento. Las peñas impulsan y llenan de vitalidad las celebraciones y el predicador, hace mucho, que ha sido sustituido por un/una pregonero/a.
En cinco ocasiones, a lo largo de 150 años, no
se han celebrado estas fiestas. Las actas del pleno municipal explican que, en 1914 y 1933, no tuvieron lugar por la mala situación económica y, casi con seguridad, también fueron suspendidas durante la Guerra Civil, aunque, no hay constancia documental.

También en 2020 y 2021, la pandemia hizo que no se pudiera disfrutar. Pero si algo nos enseña la historia y nuestros mayores, es que todo pasa, es que las personas tenemos una fortaleza desconocida.


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